¿Sabías que el polígono de Papín-schussMolinao acogió durante años la planta embotelladora de Schuss, la existosa marca guipuzcoana de refrescos, que en los años 60 triunfó en todo el Norte con sus sabores de limón y naranja, sabores y sonrisa dibujada en los botellines que algunos seguimos recordando de la infancia y que la multinacional Coca-Cola rescató hace poco?[/typography]

Curiosamente el anuncio de Coca-Cola para relanzar la marca Schuss en la que la policía encuentra a un hombre criogenizado y un agente le retira el botellín y se queda con parte de la mano tiene algo de realidad.

 

Matías, el único de los hermanos Beristain que impulsaron el producto que aún vive, perdió una yema de uno de sus dedos de la mano derecha en la máquina embotelladora del pabellón de Molinao en el que trabajaban a destajo para cubrir la ingente demanda de la refrescante limonada a la que luego se le unió el sabor a naranja.En el anuncio puede observarse, además, uno de los camiones de reparto aparcado enfrente del pabellón de Molinao y a un grupo de trabajadores de la planta.

Aunque Schuss nace en una pequeña fábrica de sifones en Trintxerpe cuando a los hermanos mayores de Matías, Ignacio y José Luis, y a su primo Gerardo se les ocurre elaborar un refresco de limón, pronto el edificio se les queda pequeño y se trasladan a un pabellón del polígono donostiarra de Papín-Molinao.

Una denuncia en los tribunales de una empresa a la que Schuss le hacía pupa que aseguró que el nombre se parecía demasiado a su marca Orange Crush y el desembarco de Fanta y otras marcas de refresco hizo que la marca Schuss cesara la comercialización a mediados de los 70. Coca-Cola adquirió los derechos en los 70 y hace un par de años la multinacional decidió relanzar la marca de la sonrisa.

Curiosamente el mismo pabellón del polígono de Molinao en el que se fabricaba Schuss actualmente es utilizado por la familia Beristain para distribuir diferentes bebidas, entre ellas la que ellos mismos crearon hace cincuenta años.